
Mi Análisis Personal sobre la Conflictividad Escolar y Estrategias para Mejorar la Convivencia en los Centros Educativos
Como estudiante de Psicología Escolar, mi experiencia investigando directamente en un centro educativo me hizo ver de cerca cómo los conflictos afectan el día a día de estudiantes, docentes y familias. No es lo mismo leer sobre el tema que vivirlo en el ambiente real. Estar dentro del centro, observar las dinámicas, escuchar a los estudiantes y hablar con los profesores me permitió entender que la conflictividad escolar no es solo “un problema más”, sino algo que puede cambiar completamente el clima escolar y la calidad educativa.
Lo que observé en el centro donde investigué
Durante mi investigación pude notar varios elementos que me llamaron la atención:
Había estudiantes con muchas dificultades para regular sus emociones.
Se daban discusiones constantes entre compañeros por cosas que parecían pequeñas, pero que se convertían en grandes problemas.
Percibí que algunos docentes se sentían cansados o con pocas herramientas para manejar ciertas conductas.
Noté que las familias no siempre se involucran, algunas por falta de tiempo, otras por falta de orientación.
El Departamento de Orientación tiene demasiada carga y no siempre puede atender todo como quisiera.
Estas observaciones me hicieron pensar que la conflictividad escolar no depende solo de un grupo, sino que es algo que involucra a todos. Por eso, aquí presento las estrategias que considero más adecuadas.
Mis Propuestas de Estrategias según Cada Estamento
1. Estudiantado
Creo que los estudiantes necesitan más espacios donde puedan expresarse y aprender a manejar sus emociones. Propongo:
Talleres de educación emocional, porque me di cuenta de que muchos no saben cómo reaccionar cuando están enojados o frustrados.
Crear grupos de mediación entre estudiantes, ya que a veces ellos mismos pueden ayudarse mejor entre sí.
Actividades deportivas, artísticas y recreativas que les permitan liberar estrés y sentirse parte de algo positivo.
Charlas claras y sinceras sobre bullying, respeto y convivencia, porque muchos no tienen idea del daño que pueden causar sus palabras o acciones.
2. Profesorado
Después de hablar con algunos profesores del centro, entendí que ellos también necesitan apoyo:
Capacitaciones prácticas sobre manejo de aula y resolución de conflictos.
Espacios donde puedan desahogarse, compartir experiencias y recibir orientación emocional.
Protocolos simples que les ayuden a saber qué hacer ante cualquier conflicto.
Formación en inclusión, porque hay estudiantes que requieren un trato diferente y no siempre se sabe cómo apoyarlos.
3. Equipos de Gestión
En el centro que visité, pude ver que la gestión hace lo posible, pero muchas veces no tiene las herramientas suficientes. Por eso propongo:
Actualizar el plan de convivencia escolar para que sea realista con las necesidades actuales.
Trabajo coordinado y constante con Psicología y Orientación.
Actividades institucionales que promuevan un ambiente positivo y motivador.
Asegurar que los docentes y los estudiantes tengan los recursos necesarios para trabajar bien.
4. Familias y Comunidades
Aprendí que sin las familias es muy difícil resolver los conflictos. Por eso creo importante:
Crear escuelas de padres donde se hablen temas prácticos como disciplina positiva, comunicación y apoyo académico.
Mejorar la comunicación entre el centro y las familias, no solo para llamar cuando hay problemas.
Involucrar a la comunidad, ya que muchas veces los problemas escolares vienen de lo que se vive fuera del centro.
5. Departamento de Orientación y Psicología
Como futura Psicóloga Escolar, mi visión es que este departamento debe ser el corazón emocional de la escuela:
Evaluaciones periódicas a los estudiantes que presenten señales de riesgo.
Acompañamiento individual y grupal para quienes lo necesiten.
Orientación constante a maestros y familias.
Protocolos claros para derivar casos más complejos.
Promover la mediación escolar, porque los conflictos pueden convertirse en oportunidades de aprendizaje.
Conclusión Personal
Esta experiencia me ayudó a entender que la conflictividad escolar no se resuelve solo con reglas, sino con empatía, trabajo en equipo y una mirada más humana. Como futura Psicóloga Escolar, mi mayor deseo es contribuir a que los centros educativos sean lugares seguros, donde los estudiantes puedan aprender y crecer en un ambiente emocionalmente saludable.
Creo que si todos los estamentos trabajan unidos estudiantes, docentes, familias, gestores y psicólogos podemos lograr una convivencia más armónica y una educación de mayor calidad para nuestro país.







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